lunes, 21 de abril de 2008

Persecuciones

El otro día te pusiste a seguir a una chica. Yo que te conozco te digo que desde el pedestal de perseguidor juzgas fácilmente.

Era de noche y caminaba rápido, miedosa de la oscuridad y del ritmo desquiciado de tus pasos. Corría la Diagonal dirección Calvet, niña de buena familia y de mala diversión. “No puede ni pensar por sí misma” te dijiste. De pronto, un preciso movimiento de aire.

Y te encontraste en una encrucijada de miradas oscuras. Perdiste tu pedestal en el agujero negro que se abrió en tu dimensión más intima. Buscaste referencias y donde estaba ella encontraste un espejo con una sombra poco dibujada que te insultaba.

Es como tu, y has encontrado en ella lo que no identificas en tí. Almenos ahora sabes que te mira con descaro desde lo alto de Santaló, juzgando con facilidad.

2 comentarios:

Román Sánchez dijo...

bienvenido che

no puedo decir nada más por ahora

im-perfezione dijo...

m'agrada molt tot això, Marc.